dijous, 11 de gener del 2024

NADIE

Aquest és un text sorgit a partir de dos exercicis simples, en un dels quals s'havia de parlar d'alguna part del nostre cos, i de totes les experiències que fóssim capaços de recordar haver viscut amb aquesta part del cos, i en l'altre, escriure a partir de la observació molt acurada d'algun objecte en el qual ens veiéssim reflectits d'alguna manera. 

La meva tria, com podràs llegir si segueixes endavant, van ser les mans i la meva càmera de fotos, en altres temps gairebé inseparable de mi. 

Espero que gaudeixis de la lectura i que, amb sort, aconsegueixi emocionar-te, ni que sigui una mica.


 


Abres los ojos. Alargas el brazo. A tu izquierda, la sábana se mantiene aún caliente. Nadie. Te levantas de la cama. No eres supersticiosa. Por si acaso, primero, el pie derecho.

Pasas la mano sobre el espejo empañado. Te fijas en tu mano que se mueve lenta sobre el cristal. La forma de tus dedos es idéntica a la suya. Eso te dice siempre tu madre. Tus recuerdos no llegan a tanto detalle.

Unos ojos cargados de sueño te miran desde el otro lado. Ya no te reconoces. ¿En qué momento dejaste de ser tú? ¿Alguna vez fuiste alguien?

Secretos.

Cosas que no quieres que nadie sepa sobre ti.

Muestras lo que quieres que los demás vean. Ocultas lo
que te hace sentir inferior, vulnerable. Sonríes todo el tiempo para que no puedan ver más allá. Superficialidad que esconde a tu auténtico yo. No debes fiarte de una imagen.

Te vistes como un autómata, sin prestar atención a lo que estás haciendo. Coges las llaves y el teléfono. El sueño sigue contigo. Los sueños, si es que alguna vez los tuviste, ya no sabes dónde están.

Las calles empiezan a teñirse de luz. Miras el reloj. Ya falta poco.

Caminas con un rumbo concreto. Siempre el mismo recorrido. El mismo horario. La misma gente. Rutina que te mata, que te mantiene viva.

Tus pasos ligeros te llevan junto al mar. El océano, la sal, la brisa, los primeros rayos de sol, son el motor que alimenta tu día. Un día más. Un día como cualquier otro.

Quieres capturar el momento exacto en el que el sol asoma tras el horizonte. Algunos días, una línea perfecta, como trazada con un tiralíneas. Otros días, trémula, zigzagueante, ondulada, imprecisa. Las olas alteran la superficie, y se perciben mucho antes de que rompan en la orilla.

Crees estar sola, pero siempre hay unos ojos que te observan. Hagas lo que hagas, estés donde estés, los secretos no se pueden mantener ocultos.

Fotografías el amanecer, los reflejos, los rojos, naranjas, rosados, morados y amarillos que tiñen las nubes. A veces, incluso verdes. ¿Quién dijo que el cielo era azul? Alguien que no miró más allá.

No puedes dejar de fotografiar el amanecer. Parecería que lo quieres atrapar, para siempre, que quieres parar el tiempo aquí y ahora. Guardas las fotos en archivos, en carpetas, en discos duros que no volverás a mirar jamás.

Acumulas momentos para adueñarte de su belleza, de su energía, de su intensidad. Crees que detrás del objetivo todo es más sencillo, que tienes el control.

Cientos, miles de amaneceres eternamente congelados, sin ninguna presencia humana. ¿Qué aporta la humanidad a una foto? ¿Y al mundo? Llegará el día en que dejaremos de existir y el mundo seguirá girando, y seguirá amaneciendo, pero nadie lo sabrá, porque no habrá nadie para admirar esos cambios de luz y de color. Y tus amaneceres seguirán dormidos.

Sientes nostalgia de tiempos remotos. ¿Cómo puedes sentir nostalgia de algo que no pudiste disfrutar? Tu infancia no fue como las demás. O tal vez haya más infancias como la tuya que desconoces. Secretos escondidos detrás de sonrisas que evitan que miremos más adentro. Aparente superficialidad que oculta interiores complejos, dolorosos, retorcidos.

Las apariencias y el deseo de aceptación hacen que lo maquilles todo. Quieres encajar. Tal vez estés hecha para ser la nota discordante.

Tu infancia fue solitaria. Tu madre trabajaba sin descanso. Miseria. Escasez. Hambre. Nunca te faltó nada, más que una presencia humana.

El sol ya es una esfera completa y se levanta por encima de la línea ondulada del horizonte. Te miras las manos. Son iguales que las suyas. Eso es lo que dice tu madre. Ella sí recuerda sus manos. Esa forma peculiar de los dedos corazón y anular, que se tuercen ligeramente, dejando un hueco entre ellos, y no vuelven a tocarse hasta el extremo de la tercera falange. Tal vez sean las manos las que llevan la carga creativa que te quedó como herencia.

¿De qué te ha servido intentar ser como él? ¿Pensabas que si veía en ti algún parecido te querría? Ni siquiera sabe qué día es tu cumpleaños. Ni cuál es tu color favorito. Se ha perdido tanto …

No puedes evitar pensar quién serías hoy si tu infancia hubiese sido distinta. Cierras los ojos por un instante y recuerdas todo lo que tus manos han sentido. Todo lo que han tocado. Todo lo que han trabajado, cuidado, creado. Tus manos tienen magia, te dicen a veces.

Te apoyas en el muro que te separa del océano, y el contacto con su textura rugosa te remite al tacto de tu cámara de fotos. Esa que, desde hace más de dos años, yace abandonada en un cajón. Esa a la que cambiaste por el teléfono móvil. Cambiaste la complejidad, la sofisticación y la calidad de imagen de la cámara por la comodidad y la facilidad de uso del teléfono. Total, qué mas da, si tus fotos no las ve nadie más que tú.

Desde hace más de dos años ya no hablas con tu cámara. Ella tampoco te habla. Recuerdas cómo contenías el aliento cada vez que pulsabas el disparador. Es importante que las fotos no salgan borrosas. No te muevas. No respires. Es un instante. Un instante.

La cámara podría contar historias más interesantes que tus fotos. Cada rasguño, cada mancha, cada cicatriz en su piel negra cuentan una historia. Sudor, salitre, lágrimas, polvo, … Historias que pudieron ser y que se quedaron en alguna parte. Olvidadas. Como las fotos. Como tú.

¿Sabes quién eres? ¿Sabes lo que quieres?

No sabes nada. Eres una triste sombra de nada. Nada. Nadie.

Despierta. Sé, de una vez, tú.




diumenge, 24 de desembre del 2023

Dia 7. EN SIS PARAULES

Diu la llegenda que, una vegada, van desafiar Hemingway a escriure un conte en sis paraules. El resultat: "On sale: baby shoes, never worn" (Oferta: "sabates de nadó, mai usades). Així va néixer el microgènere de les històries en sis paraules. L'any 2006, la  revista SMITH  va desafiar lectors i escriptors a escriure les seves memòries en sis paraules (six-word memories) i d'aquest exercici en va sortir un llibre “Not quite what I was planning. Six-word memoirs by writers famous and obscure”. Hemingway havia demostrat que es podia explicar una història amb mitja dotzena de paraules, i la revista va demostrar que també es pot relatar una vida sencera.

L'exercici d'avui consisteix en això: escriure històries -reals, fictícies- en sis paraules. 


"El telèfon no va sonar més"

"Poeta sense inspiració busca cors trencats"

"A casa, mengem a les vuit"

"No es pot munyir una ametlla"

"Es regala marit. No acceptem devolucions"

"Encontró el amor. No era yo"

"No me casé con tu familia"

"Hay una mosca en mi sopa"

"Nunca más olvidó cerrar la puerta"



dijous, 21 de desembre del 2023

Dia 4. OBSESSIONS

Tots tenim temes que ens obsessionen, i aquestes obsessions ens persegueixen, i es deixen veure en els nostres escrits, encara que no en siguem conscients. Els escriptors acaben escrivint sobre les seves obsessions: allò que els persegueix, que no poden oblidar, allò que carreguen des de la infantesa.  

El primer pas és identificar-les. Fes una llista de les teves obsessions. Anota totes les que et vinguin al cap. Imagina't que s'acaba d'inaugurar un museu d'obsessions a la teva ciutat i t'ofereixen un espai perquè hi exposis la teva, de manera anònima. Quina triaries? Com la mostraries al públic? A través d'un objecte, potser? Què hi hauria escrit al cartell explicatiu? 


* Fer fotos d'albades i no ser capaç d'esborrar-les del telèfon

* L'ordre "a la meva manera"

* La xocolata negra (tot i que estic mirant de deixar-la)

* Tenir sempre alguna cosa entre mans: escriure, ballar, alguna manualitat, ganxet, llegir, ...

* Fer moltes coses al mateix temps. Ho sé, he de ser més selectiva ...

* Les faltes d'ortografia

* Escriure-ho tot perfecte, encara que siguin missatges de whatsapp. No puc suportar que faltin comes, ni punts, ni accents, ni majúscules, ...

* Posar molts punts suspensius quan escric

* Rellegir els missatges abans d'enviar-los, i corregir-los perquè no tinguin opció de ser malinterpretats, tot i que, de vegades, sigui inevitable que el receptor els malinterpreti

* Aprendre coses que m'interessen

* El color verd. Sense adonar-me'n tinc tendència a comprar coses d'aquest color. No ho puc evitar

* Darrerament, les espelmes aromàtiques. He fet una llista de totes les que tinc, i gairebé ni jo mateixa m'ho arribo a creure ...

* El te matxa. M'encanta el seu color, i la capa d'escuma que li queda al damunt quan faig servir la minibatedora per barrejar-lo amb llet 

* Apurar el temps al màxim. Al final, sempre acabo arribant justa a tot arreu ...

* Els números imparells

* Formar paraules amb les lletres de les matrícules dels cotxes

* Formar paraules amb les dues primeres lletres dels cognoms de la gent que conec. N'hi ha de molt divertits ... 

* Ordenar els llibres segons la seva alçada

* Col·locar els penjadors de la roba tots iguals i equidistants. És malaltís



Al museu d'obsessions, la meva obra seria la següent:

Tres muntanyetes de te matxa, de la mateixa mida i forma, col·locades sobre una superfície plana, de color clar, equidistants una de l'altra. Una finestra lateral permet que la llum natural il·lumini l'escena, variant la intensitat i la incidència durant el dia i, per tant, convertint-la en una imatge infinita

El cartell que acompanya les piles de te diria alguna cosa així:

"3. Equilibri. Ordre. Simetria. Perfecció. Verd." 




dimecres, 20 de desembre del 2023

Dia 3. DEU COSES

Escriure té molt a veure amb aprendre a estar present. 

Segons Natalie Goldberg, els escriptors viuen dues vegades: la primera, la situació real, i la segona, el registre escrit d'aquesta situació. Escriure és reviure un moment, i per a això no cal tenir bona memòria, sino estar molt atent a la realitat. No és fàcil ser conscient de cada moment, però l'atenció és una cosa que s'entrena. L'escriptura és una eina excel·lent per treballar l'atenció. 

Observaré el meu entorn uns minuts, i prendré nota de deu coses que abans no havia percebut, o en les quals no m'hi havia fixat amb prou atenció. A veure què en surt de tot plegat. 


La muntanya de coses que hi ha sota l'escriptori gran. Són coses que no vull llençar, pel motiu que sigui, però no tenen lloc on estar i, de moment, viuen sota l'escriptori, esperant trobar el seu espai. Deixen un forat, just perquè hi càpiga la cadira. 

La goma elàstica vermella i negra que penja del respatller de la cadira. La vaig deixar aquí per veure-la i utilitzar-la de tant en tant, per augmentar la flexibilitat de les cames i els malucs, per mirar de ser millor ballarina, tot i que, en el meu cas, no cal gaire res per ser millor del que sóc. 

Els dos coixins que hi ha sobre la cadira de fusta. Sí, la mateixa on hi ha la goma. Estan lligats amb dos nusos. Un està recte, i l'altre va una mica de gairell. No és la ubicació ideal per als coixins, però els va fer la meva mare, i em sap greu tenir-los arraconats en un armari. La cadira no és gaire més còmoda amb els coixins, però si més no, dónen un toc de color a l'habitació. 

Les dues boles del món que hi ha al capdamunt del prestatge. Una de blava, més petita, i una de color terrós, una mica més voluminosa. Les he penjat a plataformes de venda de segona mà algunes vegades. No em molesten, però tampoc les utilitzo per res, així que tant me fa si hi són o no. Estan col·locades exactament en el mateix angle, tot i estar en lleixes diferents. Potser sí que sóc una mica maniàtica ...

La rentadora. És al pis de sobre, però sembla que la tingui aquí mateix, al costat. Se senten cops cada vegada que centrifuga. Un soroll sord i repetitiu. Sembla que està demanant la retirada, però aguantarem una mica més, a veure si resisteix ... 

El cremador de cera aromàtica. M'agrada l'ambient perfumat que deixa cada cop que el poso en funcionament. La cera passa d'estar sòlida, compacta, a anar-se fonent mica en mica, passant a un estat semilíquid per, al final, acabar convertint-se en un petit bassal olorós. Resulta hipnòtic veure com va canviant la textura del contingut del platet de color beix.

Els cables que miro d'amagar, però que resulta missió impossible fer-los invisibles. N'hi ha de blancs i de negres. El del cremador, el del ratolí, el de l'ordinador, el del llum de sobretaula ... És un caos amb un cert ordre, però caos al cap i a la fi. No m'agraden els cables ...

El soroll que fa l'ordinador. És un soroll continu, inapreciable en circumstàncies normals. Quan et concentres en el que t'envolta, no pots deixar de sentir-lo. No sabria dir si em relaxa o si em posa nerviosa. El sento i prou? No. No m'agrada. Em despista. El puc aturar d'alguna manera? Aix ... 

La llum càlida que es cola per la finestra. És la llum d'un sol que ja va de baixada. Rebota al vidre de l'edifici de l'altra banda del carrer i entra per la finestra. Fa que l'habitació resulti acollidora. M'agrada. Prefereixo aprofitar al màxim la llum natural que anar encenent bombetes. 

El grinyol que fa la cadira cada cop que em moc una mica. És còmoda, però de tant en tant fa soroll i em desconcentra. Per què és tan difícil mantenir la concentració? És una cadira que llençaven, i que jo vaig aprofitar. Li vaig fer una funda nova, amb uns texans vells, i va quedar la mar de bé. Ara tinc el dubte de si se'n volien desfer per aquest soroll tan molest ... 

...


M'assec en una cadira que algú llençava. No, no la vaig recollir de les escombraries. La llençaven, me la van oferir i vaig dir que sí. La vaig tapissar amb uns texans vells i me la vaig quedar. És la que utilitzo per treballar a l'escriptori petit. És una cadira molt còmoda, però grinyola amb un soroll que, de tant en tant, quan necessito concentració, se'm fa força molest. 

Sobre l'escriptori no hi cap gaire cosa més que l'ordinador. I, mira que m'hi esforço, però per més que ho intento, no hi ha manera. Sempre hi ha un cable per alguna banda. Quan no és el del ratolí, és el de l'ordinador, o el del llum de sobretaula, o el del cremador de cera aromàtica, que m'encanta encendre per ambientar una mica l'espai de treball. Mirar com es va escalfant la cera sobre el platet de ceràmica i com va canviant-ne la textura resulta hipnòtic i em relaxa. 

L'ordinador ja té els seus anyets. I, com la cadira, també fa soroll. És un so continu, inapreciable en circumstàncies normals, però que no deixes de sentir quan mires de concentrar-te. Definitivament, prefereixo escriure a mà. És més lent, però evito els sorolls indesitjats i l'embolic de cables per tot arreu. No em sento a gust quan el que m'envolta s'acosta al caos.

Per la finestra es cola la llum càlida de la tarda. Rebota en un vidre de les balconeres de l'edifici del davant, com en un mirall, i entra a l'habitació. M'agrada la sensació acollidora d'aquesta llum de baixa intensitat. La prefereixo mil vegades a la llum artificial.

A través del sostre sento com centrifuga la rentadora. És al pis de sobre, però em sembla tenir-la aquí mateix, enganxada a les orelles. Cada cop que és a punt d'acabar el cicle de rentat produeix un soroll sord i repetitiu. Diria que ja està demanant la retirada, i qualsevol dia dirà prou. Mentre resisteixi, però, seguiré aguantant el soroll. De fet, tampoc dura tanta estona …

Darrere meu, sobre l'escriptori gran, hi ha una prestatgeria plena de llibres, que arriba gairebé al sostre. I sota l'escriptori, una muntanya de coses que esperen trobar el seu lloc definitiu i que deixa l'espai just perquè hi càpiga una altra cadira.

Dos coixins, que va cosir la meva mare, i que em sabria greu tenir arraconats en un armari, cobreixen la fusta de la cadira. No la fan més còmoda, però donen un toc de color a l'habitació. Estan lligats amb dos nusos: un està recte i l'altre va una mica de gairell.

Sobre el respatller hi penja una goma ampla, vermella i negra. La vaig deixar aquí per veure-la i utilitzar-la de tant en tant. He de mirar de ser millor ballarina, i augmentar la flexibilitat de cames i malucs, tot i que, en el meu cas, no cal gaire res per ser millor del que sóc. I la goma, si més no, m'ho recorda.

Sobre el prestatge de l'escriptori gran, gairebé tocant el sostre, dues boles del món. Una de blava, més petita, i una de color terrós, més voluminosa. No sé què fer-ne, tampoc. De tant en tant les penjo en plataformes de venda de segona mà, però ningú em pregunta ni per què hi són. No em molesten, i tampoc les faig servir per res, així que tant me fa si les tinc o no les tinc. Ara que m'hi fixo bé, estan col·locades en el mateix angle, tot i estar en lleixes diferents. Potser sí que sóc una mica maniàtica …


dimarts, 19 de desembre del 2023

Dia 2. AUTOBIOGRAFIA

No. No t'explicaré, fil per randa, tot el que he viscut des que vaig néixer. 

L'escriptura et permet crear móns imaginaris i, de vegades, allò que inventes és més seductor que la realitat. Escriure pot ser terapèutic, en el sentit de tornar a moments importants i veure'ls des d'una perspectiva nova, o pot ser, senzillament, deixar-se endur per la imaginació, sense traves i sense frens. 

Escriuré el que em sembli, i mai sabràs si és veritat o no. 

Aquest serà un fragment de la meva autobiografia que pot haver estat cert, o ser un complet invent. O una mica de cada ... 


El món és una autèntica merda. Acabo de fer els tretze. Tinc les hormones revolucionades, com un còctel Molotov en l'instant previ a l'explosió, i l'unica cosa que em ve de gust és anar contracorrent. 

A casa, un pare i una mare absents, tot i que per motius ben diferents, em provoquen la sensació d'estar fora de control. Em sento adulta i em crec amb dret d'experimentar, tot i que la sensació no és la de fer provatures, sino la d'estar en possessió de la veritat absoluta. 

Tot just he començat a viure, com aquell qui diu, i ja em sento en disposició de donar lliçons als adults. Quin poc coneixement! Vist en perspectiva, es podria dir que és un moment gairebé ridícul. 

Fa tres setmanes em van oferir la primera cigarreta. No em va agradar gens, però em feia semblar una persona interessant i madura, així que de seguida m'hi vaig habituar. Ser del grup de les "dolentes" de la classe em donava un estatus de proscrita que em provocava un plaer fins aleshores desconegut. 

Si t'empasses el fum serà millor, em van dir. I com ho he de fer?, vaig preguntar jo. Com quan empasses saliva. Quan tens el fum dins la boca, te l'empasses i ja. Quin mal consell ... No servia de res. Ben aviat, provant i equivocant-me, vaig aprendre que el fum s'empassava respirant fondo, i que feia mal i era desagradable al principi, però que quedava molt de rebel anar amb la cigarreta penjant dels llavis, i haver de fumar d'amagatotis, com si que t'enxampessin fos la cosa més excitant del món. 

Ens trobem en una casa en obres, just al costat de l'escola. Quan sortim de classe, ens amaguem als escalons a mig construir i xuclem amb desfici, com si el fum que ens empassem fos l'última cosa que ens ofereix la vida. Hem d'evitar que els més petits ens vegin, o que els pares que acompanyen els fills a l'escola ens descobreixin. 

Tretze anys i poc, i ja han aconseguit ficar-me al cap que, perquè algú em consideri una persona interessant, he de fer coses que no voldria. I fumar no m'agrada gens. De fet, m'agrada tan poc que només fumaré fins els vint-i-dos. 



dilluns, 18 de desembre del 2023

Dia 1. PER QUÈ

Aquí començo una sèrie d'exercicis, per a fomentar l'hàbit de l'escriptura, per anar-la integrant com una cosa natural. Segueixo les consignes proposades per Aniko Villalba al seu desafiament "30 días de escribirme".  

Miraré de fer cada dia un dels desafiaments que proposa, a veure si me'n surto, i veurem si aconsegueixo, al final dels 30 dies, haver millorat ni que sigui una mica la meva expressió, o si he trobat idees de coses sobre les quals escriure que, d'una altra manera, mai se m'haurien acudit. 

Comencem:


Per què escric?

Doncs la veritat és que ara mateix ho tinc una mica aparcat, però si hagués de fer una llista de motivacions, probablement seria una cosa així:

- Perquè sempre m'ha agradat escriure, tot i que mai m'hi hagi dedicat "en sèrio".

- Perquè m'agrada jugar amb les paraules.

- Perquè tinc molta imaginació i ... per alguna cosa m'ha de servir, no?

- Perquè no puc parar quieta. Sempre tinc alguna cosa entre mans i ara, ves per on, m'ha picat el cuquet de l'escriptura. 

- Perquè escriure potser m'ajudi a conèixer-me una mica millor.

- Perquè potser, si escric sobre mi, com a personatge em perdoni coses que, d'una altra manera, no em podria perdonar. 

- Perquè em diverteix inventar coses que no existeixen.

- Perquè vull explorar els meus records i vivències.

- Perquè quan parlo, ho faig molt ràpid i m'entrebanco. Sobre el paper m'expresso amb més claredat i de manera més diàfana. 

- Perquè em ve de gust.

- Perquè si un bon llibre pot ser el millor amic d'algú i fer-lo sentir més bé, potser els meus modestos textos puguin ser alleujament, inspiració o motivació per a algú altre. 

- Perquè m'agrada fer riure.

- Perquè m'agrada fer pensar.

- Perquè m'encanta que la gent em digui com n'escric de bé, tot i que sé que em queda molt per aprendre.

- Perquè puc inventar-me altres vides.

- Perquè puc ser capaç de crear móns a partir del no-res.

- Perquè em vaig equivocar triant ciències, i mai és tard per tornar a començar.

- Perquè estic motivada per a seguir millorant.

- Perquè em diverteix, tot i que de vegades em quedi sense idees.

- Perquè m'agrada connectar amb els altres, amb els seus sentiments i emocions més amagats. 

- Perquè sóc una persona empàtica, i em puc ficar en pells que no són la meva. 

- Perquè escriure és conèixer. I conèixer et permet tenir criteri propi. 

- I per què no?

dimarts, 12 de setembre del 2023

ESCENAS LOCAS (el cirujano)

Quan només tens deu minuts per muntar una història, amb un personatge, un lloc i un esdeveniment triats a l'atzar ... què podria sortir malament? 

Aquí, una altra HISTÒRIA ESBOJARRADA. 


Personatge: UN CIRUJANO RETIRADO

Lloc: UNA ISLA DESiERTA

Esdeveniment: UN DESFILE DE MODA



- ¿Dónde estoy? -se preguntaba Antonio, mientras miraba desconcertado a su alrededor. 

Lo último que recordaba era un mareo bastante importante, a bordo del barco en el que navegaba. Estaban celebrando su retirada del trabajo. Había sido cirujano plástico durante toda su vida, y ahora, a los sesenta y cinco años, había llegado la hora de descansar. 

Cenaban en cubierta y se empezó a sentir traspuesto. Se acercó a la borda para tomar aire y ahí se acababan sus recuerdos. 

Miró a su alrededor para ver si, en aquella inmensa playa, había alguien más. No se veía ni se escuchaba a nadie. Parecía ser una isla desierta. Navegaban hacia Grecia, así que tal vez estaba en algún islote cercano.

Como pudo, se levantó y empezó a caminar. Cuando llevaba una hora andando (calculó más o menos, porque ya no le funcionaba el reloj de pulsera) oyó unas risas y música. Pensó que estaba desvariando, por el calor y la desorientación.

Forzando un poco la vista, divisó, a lo lejos, un grupo de gente caminando en fila, hacia un lado de la playa y luego vuelta al otro. Le parecieron figuras femeninas. Tantas operaciones de estética durante tantos años le estaban haciendo ver visiones. 

Se siguió acercando, muerto de calor y de sed, y vio que eran personas reales. No estaba alucinando. Habían montado una pequeña pasarela de madera y la utilizaban como plataforma para caminar por ella. Empezó a ver cámaras, fotógrafos, trípodes, reflectores de luz, ...

La corriente lo había llevado a la isla de Marabú, un islote deshabitado, con paisajes irreales, oníricos, en el que ese año la marca de bañadores Blue Starfish había decidido fotografiar sus modelos de bañadores y biquinis.

Se acercó al grupo de gente, que ni siquiera reparó en él, y empezó a mirar a las modelos. Era capaz de reconocer, a simple vista, cuáles se habían sometido a una rinoplastia, cuáles se habían operado el pecho o se habían quitado grasa de las caderas. 

Todas estaban estupendas, pero ninguna era una mujer completamente real. Cada una de ellas llevaba, en alguna parte de su cuerpo, la firma de un bisturí. Tal vez no el suyo, pero sí el de algún colega. 

Después de un rato mirando, salió de detrás de las rocas y pidió una cerveza bien fría. 



NADIE

Aquest és un text sorgit a partir de dos exercicis simples, en un dels quals s'havia de parlar d'alguna part del nostre cos, i de to...